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El carpintero animó al platero, y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y afirmólo con clavos, porque no se moviese.

Mas tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo.

Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.

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